Cartelera

Vicente Torres, titiritero y director de la Compañía “Abuela Poroto”: “Invitamos a la comunidad a acercarse al Cervantes este 11 de mayo»

8 de mayo, 2024

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El sábado 11 de mayo se celebra en el país en “Día Nacional del Teatro”, una fecha que recuerda el natalicio de Andrés Pérez, reconocido director de teatro chileno que nació el 11 de mayo de 1951 y falleció el 3 de enero de 2002. Con tal motivo, se exhibirá en el Teatro Regional Cervantes la obra “El Camino del Titiritero” de la Compañía Abuela Poroto, dirigida por Vicente Torres, quien recientemente fue galardonado con el Premio a las Artes Escénicas Nacionales Presidente de la República en la categoría Artista Emergente, reconocimiento que le fue entregado en ceremonia realizada en La Moneda y de manos del presidente Gabriel Boric y la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Carolina Arredondo.

VALDIVIA

Vicente Torres se radicó en Valdivia hace 10 años para estudiar la carrera de Lenguaje y Comunicación en la UACh. Fue ahí donde tuvo la oportunidad de conocer el teatro a través de diferentes ramos cursados. “Me llamó poderosamente la atención la libertad que las artes escénicas ofrecen, tanto de expresarse o comunicarse. En el fondo ser otra persona”, puntualiza.

En 2017 fundó la compañía “Abuela Poroto,” de la cual es director. Sus montajes poseen un claro enfoque ecológico y de revalorización de la naturaleza y el entorno que rodea a las personas. “También para abordar las problemáticas medioambientales y colocar estos temas sobre la mesa, no solo desde ámbito de la crítica, sino que también de manera más lúdica”, cuenta.


PROCESOS

Acerca del reconocimiento, el director menciona que “recibir un premio de esta índole viene a reafirmar muchas cosas, muchos procesos, muchas aristas de no sólo mi vida personal como artista, sino también del trabajo de la Compañía Abuela Poroto, del trabajo que realizamos en el Centro Cultural Artilugio y también del legado y oficio que cultivamos como titiriteros y titiriteras en ATTICH (Asamblea de Titiriteros y Titiriteras de Chile). Este premio viene a visibilizar al teatro de títeres como un arte milenario que debemos cuidar y reivindicar desde el presente hacía mil años más”.

Agrega que “claramente es un honor recibir un galardón de este tipo y poder llevar en mi corazón a toda mi familia titiritera que confió y valoró mi trabajo desde que arrancamos en esta quijotesca aventura. Es necesario mencionar que el reconocimiento no es únicamente mio sino también que de mi compañera de vida y arte Valeria Delgado, diseñadora de la compañía, quien ha sabido darle forma y fuerza a todas mis ideas creativas. El premio es un impulso y una voz que nos dice que hay que continuar, seguir perseverando, y que vamos por buen camino. Ante todo, seguimos…”

AMPLIAR EL RANGO

Para Torres, esta distinción también aborda un tema no menor, como lo es la descentralización de las artes y la cultura: «¿Qué sucede más allá de Santiago o Valparaíso?» A lo que responde: «hay muchas cosas sucediendo en el ámbito cultural en el sur de Chile, en el sur austral, en los campos, en las montañas, en los nortes. Hay un gran ecosistema cultural, una red activa por fuera de las grandes urbes en donde los espacios de trabajo subsisten a pura autogestión y también gracias a la misma red que se sostiene. Pero la precariedad laboral, la invisibilización y las pocas oportunidades que existen son pan de cada día”.

“El premio entrega una señal que susurra, que hay que mirar más allá de lo típico, buscar en otros lugares, ampliar el rango, establecer nexos, estrechar puentes, acercar los caminos. Chile es largo y angosto, y eso nos lleva a pensar que las distancias son enormes, pero pueden ser más cerca de lo que creemos. Ahí es cuando la gestión cultural toma tanto sentido, y resulta ser importantísima, indispensable para poder dar vuelta en esta rueda. Pero no es enseñada en ningún lado, es simplemente accionada según la intuición y la perseverancia de todos/as los/as agentes culturales que trabajamos incansablemente por mantener con vida y alma esta maravillosa fuente inagotable de magia y arte”, sostiene.


TÍTERES

¿Qué te motivo a ser titiritero y de qué manera la has desarrollando a través de los años?

“La afición nace primero en base a una necesidad, por ahi en el 2016, levantamos un centro cultural en la costa de Valdivia, y en las actividades que organizabamos, llegaba mucha infancia, pero había muy poca programación para ell@s. Ahí es cuando creamos el «Bloque Infantil» en las actividades y comencé a realizar pequeñas historias con títeres muy precarios. Éstas abordaban las problemáticas medioambientales del territorio, y ahí conocí la magia tan particular de los títeres, esa libertad tan poderosa que tiene para abordar los temas, ese pacto tan indivisible con los niños y niñas. Comencé con el Lambe Lambe (Teatro de Animanción), ahi conocí el modelado en esponja, que podíamos crear personajes muchos más complejos. Trabajé en la calle con el teatro en miniatura mucho tiempo, y luego construí a Chachay mi primera marioneta. Siempre desde la intuición y lo autodidacta”.

“Un hecho que marcó mi vida fue el Encuentro de Titiriteros y titiriteras en Queilen Chiloé, donde tuve la suerte de conocer a grandes maestros y maestras de este oficio. Fueron ellos que me pusieron en este camino y me dijeron que era posible vivir de esto, que no era sólo un delirio. Allí comienza el viaje titiritesco, abandoné todo otro quehacer y me dediqué exclusivamente a los títeres, a estudiar sus diferentes técnicas, a conocer a maestr@s de otras latitudes, de investigar e investigar sin descanso. Y lo más importante de mantener mi niño interior vivo, que viene a ser el motor de este oficio, la capacidad de imaginación, de soñar, de jugar, y de crear imaginarios y realidades. Mi primera escuela es la calle y mi segunda escuela es la disciplina y las ganas de reivindicar este oficio milenario”.

¿Cómo has visto el desarrollo de las artes escénicas en Valdivia y en particular de La Abuela Poroto?

“A mi juicio, en Valdivia, suceden muchas cosas, nacen nuevas compañías, se desarrollan nuevos laboratorios, nuevos procesos formativos, se crean nuevas obras, y constantemente hay una necesidad creativa muy grande de parte de la comunidad artística. Pero me parece que es una ciudad tramposa en cuanto a las artes escénicas, no existe un circuito establecido, ni espacios en donde se puedan desarrollar estas compañías. Son muy pocos los colectivos que puedan vivir únicamente de su trabajo cultural artístico. No existe un apoyo concreto y la situación es muy precaria. La vida cultural se sostiene gracias a la perseverancia de estos núcleos creativos y su autogestión”.

“Creo que deberían haber más espacios cuya gestión sea más participativa y que involucre a las compañías del territorio, se podrían hacer muchas más cosas y fortalecer la ciudad como una verdadera ciudad artística. En particular para la Compañía, nos costó mucho hacernos un lugar, cargamos durante muchos años con cierto prejuicio que cae en el oficio, que es mirado en menos y muchas veces subvalorado. Pero la perseverancia y nuestra propuesta desde los territorios se hizo notar, y poco a poco nos fuimos haciendo conocidos. Pero costó, y bastante”.

“El único escenario que pisamos los primeros años fue el paseo Libertad y la Costanera para el verano. Ya muchos años después conocimos el Cochrane y el Cervantes, después de haber hecho más de 200 funciones entre las distintas obras. Hay algunas marionetas, como Chachay, que nunca pisaron un teatro aquí en Valdivia, siendo que el viejo pescador dio la vida en un sinnúmero de funciones para salvar esta tierra. Pero es parte de los procesos, y dicen que las duras perduran, o el que sigue lo consigue, por eso no descansamos, y luchamos eternamente con nuestros títeres contra el aburrimiento generalizado, y esperamos llegar a más personas y familias con nuestro trabajo”.


¿Cuáles son tus planes en lo inmediato con la compañía y en lo personal?

“Con la Compañía los planes son claros: seguir moviendo los trabajos y seguir expandiendo nuestro rango de acción. Sólo hemos estado en el sur, pero es momento de llevar los trabajos a otras latitudes, de compartir la investigación y todo lo que hemos aprendido. Por primera vez quedamos en un festival en el norte, lo que nos llena de alegría poder llevar la magia de Kefe y el Bosque Milenario a otro territorio. Iremos al FamFeim de La Serena. Por el momento, la idea es seguir puliendo los montajes existentes: hilar fino, y buscar más espacios donde llevar nuestras propuestas”.

“En lo personal, creo que hay que abrir y derribar puertas, más que para la compañía, para el oficio de los títeres. En Chile hay mucho camino que recorrer, hay mucho trabajo que realizar, y no sólo de creación en torno a este arte, sino también a la investigación, a la gestión y a la formación de nuevos cultores. En Valdivia no existe una sala para títeres, en Chile hay muy pocas. Muchas veces la gente cree que ser titiritero es solo ponerse un calcetín con boca y hacer algo gracioso, simple. Pero es mucho más que eso, es un oficio muy complejo, y hay que profesionalizarlo, visibilizarlo, expandirlo. Para que algún día no sea tan delirante escuchar a un niño o niña que cuando grande quiera ser titiritero”.

¿Puedes enviar una invitación a la gente a que asiste próximamente a «El Camino del Titiritero» en el Cervantes?

Invitamos a toda la comunidad valdiviana a acercarse este sábado 11 de mayo al Teatro Regional Cervantes a acompañarnos en este viaje titiritesco. Esta es una obra de narración oral, con Marionetas y Música en Vivo, que llega por primera vez a un teatro. Siempre ha sido presentada en espacios no convencionales, en la calle, en ferias, en actividades, en escuelas, y va a estar muy linda en su formato de sala. Lleve a su vecino, vecina, hijo, hija, primo, prima, abuelito, abuelita, es una obra apta para todo público, y no se olvide llevar a su niñ@ interior.

«El Camino del Titiritero» es una propuesta escénica que invita por medio de la palabra y de estímulos titiritescos, a viajar por distintos imaginarios del mundo. Además, busca con el relato, rescatar y poner en valor el milenario e histórico oficio de los títeres por medio del personaje protagonista que reencarna la raíz y la naturaleza de este oficio: un arte popular e itinerante donde todo es posible”.

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